Para el corazon y el alma

martes, 7 de febrero de 2012

Catarsis de una rosa desclasificando sus miticos azules

Generalmente trato de escribir mis blogueos en borrador así como hago miles de cosas en borrador, antes de lanzar la primera piedra o la primera palabra, pero creo que esta vez me lanzare sin borrador, solo a lo que que salgan sin pensar y darle tantas vueltas.
Cuando comencé este blog lo hice con la finalidad de ir desentrañando la absurda creencia del príncipe azul, pero no solo en las que lo leyeran si no en mi también, como una especie de catarsis y sacarme de una vez por todas el vivieron felices para siempre.
Mi vida de princesa en mundo real se dividió en etapas, casi tan absurdas como el final casi imperfecto de una telenovela y no de un cuento de hadas, mostrándome con cada barrera o etapa que pasaba que la vida no es rosa ni menos era la perfección de un cuento. 
El primer personaje de este relato no provoco lo que uno espera cuando conoce el amor, pues no me reencontre con los hermosos ojos azules que enamoraron mi infancia y fue mi primer amor, pero si recuerdo con nostalgia lo que era casi un ritual sentarme todas las tardes a eso de las 17.00 en la alameda con mis amigas a verlo salir del trabajo. Aquel chico fue mi primer príncipe azul, el cual jamas siquiera roso mis labios por la que en ese entonces aun era una preadolecente y el un adolecente demasiado popular para esos momentos de la vida. Pero la vida en una suerte de maraña años mas tarde, juntó por el azahar a estos dos personajes pero ya cada uno con una vida hecha, pero lo cómico es que el príncipe siempre se pregunto porque aquella chica jamas le hablo. y yo en una respuesta casi absurda respondí creo que te situé tan alto que ni yo en mis mejores sueños lograba alcanzarte.Igual nos reímos de lo patética de la situación, porque el esperaba que yo dijera algo y yo nunca me atreví a dirigirle palabra alguna, hasta ese día, por lo cual siempre quedara en la duda que hubiese pasado si en ese entonces le hubiese hablado.
El segundo príncipe azul de mi vida, estuvo mucho tiempo a mi lado fue mi mejor amigo, todavía no se si fue un error o no, pues después de haber estado en una relación junto a el que no se como calificarla, solo  puedo decir y afirmar que si me enamore perdidademente de el, pero no vi el mundo rosa si no casi a cuadritos creo que mi inmadurez y mi venda fue mas grande que enfrentar muchas verdades y asumir que lo que realmente nos tenia juntos era algo casi tan volátil como mis sueños de ese entonces. Muchas veces lo extrañe sola en silencio, pero también me di cuenta que tampoco existía el final feliz para esa historia y para los protagonistas de ese capitulo.
El tercer príncipe de esta historia es con el que decidí compartir mi vida, aquel que me devolvió la confianza en mi, el que me levanto cada vez que creía que el mundo se caía a pedazos, el que me demostró tras su siempre noble mirada que el amor existía y que siempre había esperado por mi, lamentablemente tampoco tiene un final rosa, porque a pesar de que el fue y es un gran apoyo incondicional, factores que a lo mejor estaban presentes con el segundo príncipe pero por su parte y no por la mía, hicieron que la relación no fructificara y provocara que mi amor hacia el solo se transformara en un gran cariño y el agradecimiento eterno de haber creído y creer siempre en mi.
Como pueden ver mis tres príncipes, no lograron el final feliz, pero si de cada uno de ellos aprendí grandes cosas para no volver a caer en los mismos errores, y aunque conocí el amor y muy bien puedo afirmar que no es rosa ni nunca lo sera, porque esta vida esta matizada de un sinfín de colores, y de un millón de diferentes príncipes que no siendo ni azules ni perfectos pueden hacer que tu vida cambie con una sola palabra, o una sola actitud y que el dichoso "Vivieron felices para siempre" es solo una frase mítica que quedara siempre archivada para el día que la Princesa encuentre su verdadero camino aunque sea sin un príncipe y cambie el felices por, y vivió feliz por siempre.

lunes, 16 de enero de 2012

Comenzando a desentrañar el mito azul con el cual crecio nuestra rosada infancia.

Para comenzar este blog y lograr poder hacer una correlación casi mitología de acontecimientos, de cosas, hechos y circunstancias casi tradicionales que rondan sin querer la vida sentimental y afectiva de la mayoría de las mujeres que hoy  bordean entre los 80 y los 20 años, deberíamos comenzar por desenmascarar el cuento del “Dichoso Príncipe Azul” y el del “Vivieron felices para siempre”.

Como lograr desencajar estos dos hitos casi impregnados en nuestros genes gracias a los bellos e implícitos mensajes subliminales creados por Walt Disney, para todas las mujeres que nos sentimos identificadas en alguna parte de nuestra vida con el logotipo de “Princesitas”
¿Existe el príncipe Azul?...

¿Llegaremos algún día a ser una princesas para alguien que no sea del mundo de fantasía creado por Walt Disney?..                                
       Desenmascaremos por punto cada hilo de esta madeja, que va envolviendo cada sueños y cada pisada de cada historia de amor que se va tejiendo a nuestro entorno y a lo largo de la vida de cada mujer, porque no existe alguna que no haya creído en el príncipe azul, y por consiguiente en toda una parafernalia casi idealizada y amplificada por la mente soñadora de cada mujer que habita este planeta llamado tierra.

     Crecimos idealizando a un prototipo de hombre que fue producto de la imaginación de otro hombre, que creyendo que creando un hombre de fantasía perfecto, la vida sería tan dulce como rosa para sus princesas, también creadas desde su visión casi escueta,  sin pensar en las consecuencias de estas bellas pero traicioneras instauraciones implícitas en el subconsciente colectivo de las futuras generaciones de mujeres que veían en cada cinta que salía de sus estudios una imagen surrealista de un hombre que solo existe en un universo paralelo que jamás llegaremos a conocer y desentrañar completamente.  
       Cuantas de nosotras crecimos buscando el hombre ideal en base a los mensajes que nos dejaba cada película que veíamos de Walt Disney, muchas, me incluyo y creo que ha sido uno de los errores más grandes que la mente puede adoptar como propia,  negando la esencia primordial del hombre el cual adolece de perfección, pero no así de defectos, los cuales no deberían ser un gran problema si asumiéramos desde el principio que es la naturaleza del hombre el ser imperfecto y no una creación subliminal de  un dulce cuento de hadas; que mas que aportarnos felicidad nos bloquea y nos frustra tratando de encontrar la perfección del azul que se destiño junto con el hombre idealizado por Disney.
     Como muestra un botón respecto a los grados de imaginación subconsciente que habitaba y sigue habitando la mente de las mujeres, que plasmo en alguno de sus poemas nuestra poetiza Gabriela Mistral, respecto a la segunda Interrogante ¿Si algún día llegaríamos a ser princesas para alguien?
Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;     
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán...
"En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar." 

       Casi me produce sentimientos encontrados este poema, ya que cuando pequeñas es algo casi innato entre los padres decirnos princesitas, ¿esperaran que algún día seamos desposadas por reyes o príncipes salidos de los cuentos que nos leían antes de quedarnos dormidas?
     Siendo realistas creo que jamás encontraremos el muy conocido príncipe azul, pues es una invención surrealista de un personaje que jamás pasara por nuestras vidas, sin afan de menospreciar al hombre, este enfoque se dirige a que el hombre ideal no existe, así como tampoco la mujer ideal, son prototipos que vamos incorporando a nuestra mente incluso antes de aprender a decir nuestras primeras palabras, ya siendo objetivas nuestros primeros príncipes en la vida son “nuestros padres”, siempre los dejábamos en un altar casi intocables, como los superhéroes que siempre nos rescataban de nuestras caídas, de las pesadillas y nos limpiaban las lagrimas con un típico “las princesas no lloran”.
      Creo que es tiempo de dejar atrás al príncipe azul, reencontrarse, enamorarse y disfrutar del hombre corriente, aquel que no viene en su corcel con armadura a rescatarnos de la maldad que puede haber a nuestro alrededor, o a despertarnos de nuestra pesadilla con un dulce beso y a llevarnos a su palacio para terminar la historia. Porque en cada hombre habita en alguna  célula de su anatomía un atomo de príncipe que necesita ser despertado, pulido y querido;  y en cada una de nosotras existe una mujer que lleva un corazón de princesa que consiente o inconsciente busca incansablemente a su príncipe azul, que mas que azul le llamaría su alma gemela..para terminar la historia y vivir felices para siempre.